El compromiso para la reducción de la huella ecológica es un distintivo para las empresas con el que, además, responden a los intereses de su comunidad, ya comprometida de por sí con el reciclaje en casa, la sostenibilidad… conscientes del coste humano y económico que supone retrasar la puesta en marcha de medidas para disminuir las emisiones contaminantes. A continuación hablamos sobre acciones para reducir el CO2.
Muchas empresas, concienciadas ante el cambio climático, estudian e implantan medidas para reducir las emisiones de CO2 de su actividad. Y eso alcanza también a sus proveedores por lo que, a la hora de subcontratar, exigen colaboradores comprometidos con este fin.
Calcular y registrar la huella de carbono de una empresa y adoptar medidas en consecuencia tiene muchos beneficios, más allá del prioritario: salvar a la sociedad de las consecuencias del cambio climático. Porque, además:
Para calcular la huella de carbono hay que clasificar las fuentes de emisión y su alcance. De esta forma obtenemos emisiones directas, liberadas en el lugar donde se produce la actividad, e indirectas. Éstas últimas representan a las no generadas en fuentes controladas por la compañía o que no se encuentran bajo el control de la empresa. En esta categoría entran los viajes de trabajo. Para reducir el CO2 de estos viajes, las empresas pueden contar con Avikor y sumar ventajas a su RSC ambiental.
Las compañías pueden utilizar, para calcular su huella de carbono, la guía del Ministerio para la Transición Energética. Al inscribirla en el registro nacional obtendrán un certificado acreditativo. Además, pueden obtener otras certificaciones de Huella de Carbono, como la ISO 14064 y el protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol) (que son para organizaciones) y la ISO 14067 que es para servicios y productos, entre otras. Puedes encontrarlas en certificadoras como Aenor.
Hay informes que ponen el foco en las tendencias generacionales y su comportamiento ambiental. Por ejemplo, las empresas de analítica Nielsen y GlobalWebindex coinciden en que los millennials están dispuestos a pagar más por productos ecológicos y sostenibles.
La sensibilidad ante el cambio climático alcanza a empresas, a sus clientes, a instituciones y a la sociedad en general. Desde posiciones diferentes y con variadas llamadas a la acción, estas son las últimas encuestas que lo revelan:
Los ciudadanos somos parte del cambio, aunque está claro que la conciencia no es siempre sinónimo de acción y, cuando hablamos de sostenibilidad, es inevitable mirar hacia los dos grandes colectivos que pueden y también deben impulsarla: los organismos gubernamentales y las empresas.
“A los directores de las compañías, les digo: revisen su propósito y, si está vigente, denle vida preguntándose y recordándose por qué están haciendo lo que hacen y por qué están impactando en la vida de las personas” Andy Stalman (Mr. Branding).